Con el fósforo en la mano

Nosotros no empezamos el fuego
Siempre ardió
Desde que el mundo gira
Nosotros no empezamos el fuego
No lo encendimos
Pero intentamos apagarlo

Billy Joel - We didnt start the fire


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Nada puede ser peor para una sociedad, cualquiera sea su nivel de desarrollo, que sufrir las consecuencias de una pelea en la que las dos partes en conflicto (económico, además) oscilan entre lo patético y lo delictivo.
El último capítulo de la disputa y cruce de acusaciones entre el gobierno nacional y los dueños de la producción agropecuaria es menos escandaloso que lastimoso.
Específicamente en nuestra zona, la discusión está centrada en saber si el famoso señor Pazzaglia es un pirómano chino que se excita hasta el orgasmo al ver sus campos quemarse a la luz de la luna o un filántropo que ha salvado a la humanidad de pasar hambre gracias a su infinita generosidad y sabiduría al poner vacas en lugar de carpinchos y soja en lugar de totoras.
La teoría del pirómano toma cuerpo en la figura de los impresentables voceros que el gobierno eligió para esta lucha mediática: Romina Piccolotti (que hasta hace dos semanas era para la mayoría el nombre de una actriz porno italiana) y Florencio Randazzo (a quien todos seguirán confundiendo cuando esto pase con el 9 de Boca). Como hasta ahora no pudieron explicar por qué fracasó estrepitosamente todo intento de control del fuego, cómo es que permitieron el avance del desastre hasta este nivel y por qué se registraron dos accidentes idénticos en menos de una semana, encontraron el blanco perfecto en el terrateniente en cuestión.
Claro que omiten decir que ellos mismos, sus antecesores y los antecesores de sus antecesores, le dieron vía libre para que tomara en sus manos a cambio del pancho y la coca poco menos de tres mil hectáreas.

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"El uso del fuego para despejes de monte o para renovación de pasturas del ganado es una costumbre arraigada.
La explotación económica más difundida en la región es el engorde de ganado, por su bajo costo y la apicultura (paradójicamente afectada por estas prácticas) mayoritariamente concentrado en pocas personas, las cuales no viven en el lugar.
La presión por la transformación de las áreas de pastoreo en el norte de la provincia de Bs. As, sur de Entre Ríos por el cultivo de soja y el bajo precio de la tierra en las islas ha determinado un mayor número de cabezas en las islas. Las necesidades de mayor superficie para pastoreo, o sea más ganado, lleva a “limpiar”, quemar más extensiones durante el período de seca (bajo promedio de lluvias, niveles bajos en las lagunas y bajos inundables, altas temperaturas, baja humedad ambiente). En los últimos años las quemas que llegan a durar semanas se realizan durante todo el año. Quedando a disposición de las condiciones climáticas para que se extingan. Las quemas no solamente se producen en las islas Lechiguanas de la provincia de Entre Ríos. En el partido de San Pedro, de norte a sur en los siguientes lugares: bajos inundables de la localidad de Vuelta de Obligado, Bañado de Castro, arroyo Espinillo, isla de Barbe, Isla de Victores o del Arco, sección islas de San Pedro y Baradero".

Kike Sierra – Enero de 2007

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Según el diario Perfil “los Pazzaglia son sinónimo de San Antonio de Areco desde hace 150 años”. El viejo Don Antonio Pazzaglia, abuelo de “Bachi” (tierno nombre con el que se conoce al ahora deprimido y prófugo terrateniente), “amasó una gran fortuna y adquirió más de 30 mil hectáreas en el sur de Córdoba, en las islas de Baradero y en San Antonio de Areco. En 1982, luego de su muerte, sus bienes se dividieron entre sus hijos: Sara, Julio César y Antonio José, padre del hoy cuestionado productor”.
Defender o acusar a Pazzaglia por ser el autor de los incendios (algo que por otra parte jamás podrá ser probado) es evitar el tema fundamental: la posesión de la tierra.
Si Pazzaglia o cualquiera de los de la lista inició el fuego es porque este país (todos nosotros) se lo permitimos, dándole acceso a tierras e islas de las que podrían vivir cómodamente 300 productores.
Pero discutir seriamente el problema de la tierra está muy lejos de la intención de la Presidenta de la Nación, que en su obsesión por actuar para la gilada televisiva hizo volar un helicóptero del Ejército 10 minutos arriba del humo, no vio nada, casi se intoxicó y todavía le quiso explicar a los bomberos qué era lo que estaba pasando.

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El fuego está encendido, y buscan a un tipo con un fósforo y un bidón de kerosene. Y la Jusicia, algunos ridículos que se las dan de periodistas y parte del gobierno pretenden todavía que los isleños les digan quienes fueron.
Imbuidos en la moda del periodismo antropológico, calzados con camisetas que rezan “Save the islander” y “I Love the Lechiguanas”, payasos de turno intentan sacarle datos a los habitantes de la zona, haciéndose pasar por sus amigos para tomar una tajada.
No se gasten: tienen códigos muy claros, y jamás van a decir lo que saben. Como nunca dijeron lo del contrabando de cigarrillos y otras yerbas, como nunca dijeron de las plantaciones… de soja, claro!.
El isleño quiere que no le maten su comida, que no le quemen su rancho, y que lo dejen de joder. Tan simple como eso.
Tenemos que respetar esa decisión y asumir la culpa que nos corresponde.

Gabriel Stringhini