Calle que hace honor a su nombre (por Eduardo Campos)

Por estos días el gobierno nacional se halla abocado a la generación de un “megaplan” de obra pública que le permita zafar de una coyuntura internacional bastante grave, y que a su vez oxigene un electoral 2009. Como valor agregado ello le serviría a Cristina para seguir mostrándose un tiempo más como de centroizquierda.
No está mal enfrentar una crisis con obra pública, a diferencia de lo que ocurría alguna década atrás, cuando se lo hacía con ajustes que dejaban consecuencias más profundas que las propias crisis que pretendían solucionar.
Don Barack Obama apunta hacia el mismo lado y promete dosis de Keynes para curar una enfermedad que ha dejado catatónico al sistema capitalista.
En el orden local la administración comunal no dejó pasar la oportunidad de pellizcar algo que venga de arriba y que permita decir al intendente en el próximo inicio de sesiones del HCD: “¡Estamos haciendo obras!”
Algo así reemplazaría para mejor a los jugosos subsidios de 153 pesos como el que se le entregó al Coro Polifónico y que dejó a los coreutas mirando al norte y haciendo exclamaciones (en sol sostenido) de malestar.
Por lo pronto, y con mucho criterio, Barbieri pidió la planta depuradora de líquidos cloacales. Esta es una deuda que las distintas autoridades comunales y provinciales tienen con San Pedro desde hace décadas. Cuestiones que tienen que ver con salud, higiene y medio ambiente ameritan que la ciudad vuelva a contar con un servicio que los romanos tenían. Y más aún si en una de esas el año que viene vuelven a visitarnos los 30 mil seguidores meones de “La Renga” que tanto preocupan a algunas señoras vecinas de San Pedro.
De mi parte querría humildemente sugerir la posibilidad de incluir, si se pudiera, en las potenciales obras a obtener del “megaplan”, la repavimentación de las cuadras de calle Salta ubicadas entre Caseros y avenida 3 de Febrero.
Ya se que están pavimentadas y que hay muchas otras que no, pero es como si no lo estuvieran. En 1988 esta calle fue rota para construir necesarios desagües. Terminada la obra, la pobre Salta quedó repavimentada como si lo hubiese hecho yo.
En veinte años nadie más se fijó en ella y hoy circular por ahí conlleva las mismas sacudidas que hacerlo por cualquier calle de tosca o tierra de la ciudad con sus característicos (más bien tradicionales) pozos.
La cada vez más congestionada Bartolomé Mitre hace que muchos opten por ingresar a la ciudad a través de Salta, cosa que se hace rápido y a la sombra. Pero el asunto se complica cuando se llega a Caseros y no se tienen amortiguadores en condiciones.
Por último queda un aspecto no menor: el estético. Estamos hablando ya de un sector céntrico y en pleno progreso de San Pedro que exige una arteria adecuada a la ciudad que pretendemos tener.

Comentarios