Día 15 dM (después de Mario, o de Max... o de Mickey)


Quince días después de El Día, todo sigue igual. O casi.
El gobierno seguirá gobernando de la misma forma, quienes se beneficiaron de acuerdos estratégicos se aprovecharán de ellos hasta el 2011, y los opositores no volverán a aparecer hasta dentro de dos años, cuando intenten conmover los cimientos de la sólida estructura de poder local con un martillo de juguete.
Max Higgins sigue siendo tan sospechoso como siempre y su proyecto podrá concretarse (o no) de la forma en que lo anunció o de otra, como lo dijimos desde este mismo espacio hace dos semanas. La diferencia es que antes habló con periodistas semiignotos y ahora lo hizo con personas a las que el característico clase media aceitosa sampedrino les pediría un autógrafo. Dijo lo mismo, pero la gilada está convencida de que la fama otorga credibilidad y contra eso no hay cómo competir. La historia está llena de ejemplos.
Las viviendas del barrio San Francisco siguen ocupadas por la misma gente, que tiene las mismas necesidades. Claro que hasta el día 0 dM (después de Max o de Mickey o de Mario) estaban en la boca de todos los políticos opositores y oficialistas que utilizaron su nombre de acuerdo a las conveniencias. La oposición los usó para poner de manifiesto lo preocupados que estaban por la crisis habitacional de San Pedro, aunque la mayoría hablaba desde un bar céntrico y bien lejos de la gente.
Y Barbieri, quien repitió hasta el hartazgo que construyó mil casas acusó a la oposición de ser la responsable de que se produjera la usurpación, verbalizando lo que la mayoría pensaba. Hay, claro, un pequeño detalle que pasó por alto: para formular una denuncia semejante desde un lugar como el que ocupa el Intendente, deben tenerse pruebas que vayan más allá de la sospecha o el chusmerío.
Muerta la oposición política, ahora, la nueva enemiga pública número uno de los barbieristas es la Dra. Gabriela Ates, una Fiscal que pregunta casi con timidez en qué se basaron para decir lo que dijeron. La respuesta fue que “si no lo quieren ver que no lo vean, pero eso fue lo que pasó”. Muy lógico, pero demasiado pobre como elemento legal.
Tanto como lo elevado desde el HCD por la Dra. Norma Atrip, que presidió una comisión encargada por Barbieri para analizar el caso. La abogada le dijo a la Fiscal que le preguntar a los medios, porque parece que allí se había dicho algo sobre un candidato que habría instigado.
Entre tanta anécdota, lavadero de manos y verdad de Perogrullo, gente con problemas habitacionales serios (los que usurparon y los que sufrieron la usurpación) sigue igual que antes. Esto es: conviviendo con su mierda, la de sus chicos y la de sus perros, sin ventanas para tapar la lluvia o el frío y ampliando todavía un poco más el conglomerado de marginación que se acumula en el sector de la ciudad que ahora todos llaman “de la 11 de Septiembre para allá”.

Del parque a la favela
Hace exactamente cuatro años, poco después de las elecciones generales que le dieron la victoria a Barbieri sobre Ester Noat y Jaime Vicens (¿se acuerdan de ellos?) quien escribe publicó en “El Diario de San Pedro” una nota de una página en la que hablaba sobre la perversa planificación de una ciudad dividida por sectores. Y mencionó por primera vez el límite demarcado por la extensa avenida que nace en la costanera. Aborrezco la autocita en el periodismo (me remite a Fontevechia, Lanata y otros personajes cincuenta veces más talentosos que yo pero tan egocéntricos que resultan inaguantables) pero vale la pena recordar aquel informe para introducir el tema.
En cuatro años desde aquel momento, no hubo un solo dirigente político que (más allá de copiar la frase) planteara una solución al problema. No hubo alternativas presentadas desde la oposición ni una reacción desde el gobierno para pensar en la reducción del proceso de favelización surgido de la acumulación de casas, ranchos y asentamientos sin un proceso de contención social serio.
Por el contrario, un colega me hizo ver con sabiduría un fenómeno extraño.
San Pedro está sin posibilidades geográficas de crecimiento inmobiliario. Hacia el este está el Río Paraná, al oeste la ruta 191 y las vías y hacia el sur la zona industrial (o algo parecido). Salvo que el nuevo fenómeno sean los edificios de altura, el único sector hacia el que expandir la ciudad será el norte, en dirección a Vuelta de Obligado.
Entre el parque “Max Disney Mundo jamaican raggae palmera de Dubai soy amigo del Diego, pongo carteles y vengo en helicóptero” y un cerco de precarias barriadas que nace en la ya mencionada Av. 11 de Septiembre, el choque de los mundos parece inevitable.
¿Podrán convivir en la misma zona geográfica los nuevos inversores que acompañen el proceso Higgins y los miles de desplazados de San Pedro?
Gabriel Stringhini

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
EXCELENTE GABRIEL, LO MAS REALISTA QUE HE LEIDO DEL TEMA EXCLUSION SOCIAL Y VIVIENDA EN SAN PEDRO. LASTIMA QUE MUCHOS NO LO QUIERAN VER. SEGUI ASI!
Anónimo ha dicho que…
Quien quiera oir que oiga y quien no quiera oir que espere, que dentro de unos años no va a poder dalir de su casa si no es en un tanque de guerra. Ojo con los barrios, prestémoles atención.-
Anónimo ha dicho que…
Excelente! Ojalá quienes tienen la responsabilidad de actuar, lo hagan y no minimicen los problemas, como es costumbre. Y en referencia al comentario de Osvaldo, más que tener miedo a los barrios hay que preguntarse por la marginalidad, la exclusión social y el porqué de una sociedad que en lugar de integrar piensa en salir con tanques de guerra... ¿no estaremos nosotros mismos generando esa situación?