La construcción del héroe (por Alicia Farina)

Desde los tiempos más remotos, los pueblos elaboraron mitos a través de los cuales transformaban a los protagonistas de sus Historias, en héroes. En un principio fue la tradición oral la que se encargó de “construir” estos personajes que eran arriesgados, generosos, capaces de dar la vida por los otros e incorruptibles. Allí están los personajes de “La IIíada” y de “La Odisea”, semidioses invencibles; o los protagonistas de las gestas medievales como Roland o el Cid, dotados de virtudes extraordinarias.
Con el tiempo estos relatos míticos se poblaron de vida más real y los héroes eran más parecidos al común de los hombres, aunque siguieran siendo abnegados, temerarios, audaces, solidarios,.
Después, los relatos se llenaron de seres comunes, con defectos y conflictos, y los héroes quedaron guardados en un rincón.
Con la aparición de la televisión, el mundo de la ficción y de la no-ficción se repuebla de toda suerte de nuevos “héroes” que lejos están de poseer las características de los personajes de las épicas. No es la virtud sino el desparpajo, no es el arrojo sino el oportunismo, ni es el bienestar general sino la astucia en beneficio propio lo que hace que un hombre común termine hoy convirtiéndose en héroe aunque sea por un día. “La viveza criolla” es la virtud vernácula que consagra la habilidad para mentir y desdecirse de lo dicho.
En este sentido, la constante exposición a la cámara, la reiteración del personaje en todos los canales, el elogio desmedido del periodismo, la participación en todos los programas de pseudo-información, van construyendo la figura del nuevo héroe. Generalmente ni la inteligencia ni la sensatez de sus palabras, ni la coherencia de lo que lo piensa y sostiene con el paso del tiempo, son caracteres de este individuo que gusta de expresarse con dichos y refranes.
Por otra parte se verá que no se ha hablado de “heroínas” ya que éstas prácticamente como construcción social no existieron ni existen (aunque abundaron en la Historia de los pueblos). Ejemplo de esto son las heroínas de las novelas del Romanticismo cuyo conflicto es el sufrir por amor o esperar al héroe ausente. El mismo medio que construye al “héroe”, le reserva a las mujeres un lugar secundario. En caso de que alguna mujer ocupe minutos en la televisión, se debe a que se la muestra en un rol “despreciable”: vedette, prostituta o modelito de cuarta. Las divas de la T.V. como Susana o Mirta, siempre son un poco “tontitas” o “despistadas”. Porque el discurso de la televisión consagra el machismo en sus dichos, a pesar de que se llene la boca proclamando la igualdad de los géneros.
Y nuestros nuevos héroes mediáticos (entre los que no hay ninguna mujer), son acompañados por sus mujeres cuando ellas se “desocupan de las tareas de la casa o del cuidado de los hijos” y van a almorzar o a cebarles unos mates mientras ellos cumplen con el rol que les está reservado a los hombres: hablar de negocios, de política, de impuestos.
Lo peor de todo es que las mujeres avalan y sostienen este machismo a ultranza, aunque, en la práctica, ellas también trabajen, tengan una profesión y compartan, como sucede en toda sociedad moderna , la responsabilidad del sustento familiar.
Los Medios, en general, y la televisión , en especial, consagran un modelo social que, lejos de reforzar la igualdad de género, ofrece un mundo segmentado por funciones rígidas que corresponden a unos y a otras. Para el hombre el trabajo, el mando, las elaboración de ideas, la planificación, la protesta; para la mujer la casa, la sumisión, la repetición de lo que otros dicen, el seguimiento de lo que otros planifican, el acatamiento.
Legitimado el tipo de “héroe” antes descripto y distribuidos los roles como se ha dicho antes, bueno es preguntarse la palabra de quién tiene más validez, quién es más apto para gobernar, quién tiene más capacidad para pensar un modelo de país, quién puede tener más prestigio o poder: ellos o ella.
Sólo así se puede entender el desprecio a la investidura presidencial, el ninguneo de las acciones de gobierno y la descalificación lisa y llana del poder político, que en muchos casos ni siquiera se hace a partir del modelo de país que se trata de implementar sino de la crítica a la personalidad, la vestimenta, el tono de voz de la Presidenta. Porque, como ya se sabe, las mujeres o se quedan en su casa y acompañan a sus maridos, o son “locas”, o son “tontitas” y despistadas, nunca presidentas consagradas en las urnas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es como todo, uno se deja llevar por la corriente y el machismo y lo demás, se asimilan inconscientemente y sin cuestionamientos. Insisto, uno no debe conformarse con hacer lo que puede, sino hacer siempre un poco más. He sentido igual la campaña de desprestigio a la Presidenta. Me han llegado pilas de e.mails donde se habla de lo que usa y de lo que gasta. Sé que el resentimiento de quienes se dedican horas a hacer una presentación tal en powerpoint, no pasa esencialmente por lo que usa o por lo que gasta, sino por envenenar la opinión pública utilizando cualquier recurso y creen que total como es mujer, es más fácil. Hace unos días me enviaron por ejemplo "el alhajero de Cristina" donde sumaban dólares y dólares (que cada vez valen menos, en el mundo y no sólo en la Argentina). Como no me gusta creer cualquier cosa que me digan me puse a investigar acerca de algunas joyas, dicen que Cristina Kirchner tiene un solitario de oro blanco con diamante que cuesta 10 mil dólares, busqué y busqué (para comprarme uno igual, claro, yo también quiero ser vedette) y encontré uno, el más caro, a 1370 euros; los aros de oro de 10 mil dólares o 20 (ya no recuerdo y da igual 10 más o 10 menos)me aconsejó el otorrino que no los compre, porque visto y considerando que una onza de oro puro que cuesta alrededor de mil dólares, pesa alrededor de 35 gramos, me dijo que si me cuelgo una pieza de 350 gramos o peor 700 (casi un kilo!) de cada oreja, corro el riesgo de ensanchar el conducto auditivo externo y dejar muy vulnerable al tímpano, además de perder el equilibrio y tener que sacármelos para pesarme.
La democracia y la ley cuentan con elementos suficientes para juzgar a los funcionarios públicos si se los acusa lícitamente de malversación de fondos, si es eso lo que nos están sugiriendo con estas campañas. Por otro lado, recuerdo justo ahora que hay ejemplos muchos más drásticos en la historia argentina que valdría la pena considerar, como la venta de aerolíneas, en cuyo paquete dos boings 707 funcionando, fueron vendidos en un dólar 54 centavos cada uno.
Hay un proyecto integrador por el cual luchar, hay que apuntar al futuro, creo que vamos bien y aunque no soy feminista, estoy convencida que para la mujer, o para la Patria que también es femenina, la independencia económica es el principio fundamental.
Anónimo ha dicho que…
Aprovecho las agudas reflexiones de Alicia para hacer un par exacto de preguntas:
1) Ahora que la plata excedente de las retenciones (el otro porcentaje sirve, entre otras cosas, para subsidiar el dólar alto y el gasoil bajo) se va a destinar a la construcción de escuelas, hospitales y caminos rurales, ¿qué argumentos van a utilizar?
2) pido disculpas pero no entiendo: los sampedrinos quieren o no quieren estado? si les va bien no, pero si tienen complicaciones como los fruticultores sí? con qué plata se va a financiar eso? ah, con la de las retenciones?
Anónimo ha dicho que…
Llegué de casualidad, pero aprovecho para acordar en todo con la autora de la columna. Salvo con algo: ojo que las mujeres ahora ya no nos quedamos en casa, pero eso tampoco garantiza de que no sean ( o seamos) víctimas del machismo. Hay una generación que salió a trabajar pero no perdió las estructuras de los mandatos anteriores
Saludos, paola.