En la sociedad existe un mito : el de la posible “objetividad” ( que en el ciudadano común equivale a “falto de inclinación ideológica”) de los Medios de Comunicación. Ya hace mucho tiempo que los estudios comunicacionales describen la falsedad de esta creencia ya que cada persona, tanto dentro la esfera pública como privada, se manifiesta desde su ideología, esto significa, desde sus posturas políticas, económicas, religiosas, es decir desde el universo personal que conforman sus ideas. Esto ocurre no sólo cuando un periodista escribe lo que se llama “columna de opinión” sino también desde la selección que un medio hace de la cabeza informativa, del titular que elige para ubicar en la primera plana, o de cuál noticia incluye y cuál deja afuera.
Esto no es ni bueno ni malo, es sólo una descripción de lo que ocurre en el ámbito de la información. Y, para aventar cualquier fantasma, si bien yo también escribo desde mi propia ideología, este análisis ya aparecía en los capítulos dedicados al estudio de la lengua y las comunicaciones que formaron parte de los Módulos de Capacitación que todos los docentes de la Provincia de Buenos Aires debimos leer cuando se aplicó la Ley Federal de Educación (la primera versión) en 1994. Allí existe, precisamente, un ejemplo de cómo los Estados Unidos manejaron- a través de una solo empresa de información- la invasión a Irak para que los efectos mundiales de este conflicto no les trajeran el rechazo interno y externo que habían sufrido con la guerra de Vietnam.
Por lo tanto, la ilusión de una información más cercana a la verdad absoluta, la existencia de un medio que informe con el mayor despojo de contaminación ideológica, es una visión ingenua y, como tal, peligrosa para la formación de la opinión pública. Visto que la escuela, a casi 15 años de haber capacitado a sus docentes en esta mirada crítica de la información ya debería haber influido en el conjunto de la ciudadanía que hoy conforma un amplio sector de la juventud, cabe preguntarse qué ha sucedido en este último tiempo que escuchamos a tanta gente repetir sin ningún tipo de espíritu crítico, tal cual escuchan en la radio o la televisión o leen en algunos diarios, los titulares convertidos en pseudo-juicios de valor. Porque en una sociedad, discutir las ideas no es lo peligroso, aunque esas ideas estén en la antípoda; lo peligroso es no tener argumentos para defender lo que se piensa y sólo poder descalificar al otro mediante el insulto, el ataque por lo que opina, o, todavía peor, con la mentira.
Es de esperar que como en tantos otros procesos históricos, quienes hoy han descubierto la existencia del colectivo social, busquen respuestas a sus inquietudes en la historia de la humanidad y la evolución del pensamiento y crezcan en la posibilidad de discutir lo que piensan sabiendo finalmente, por qué lo piensan.
Esto no es ni bueno ni malo, es sólo una descripción de lo que ocurre en el ámbito de la información. Y, para aventar cualquier fantasma, si bien yo también escribo desde mi propia ideología, este análisis ya aparecía en los capítulos dedicados al estudio de la lengua y las comunicaciones que formaron parte de los Módulos de Capacitación que todos los docentes de la Provincia de Buenos Aires debimos leer cuando se aplicó la Ley Federal de Educación (la primera versión) en 1994. Allí existe, precisamente, un ejemplo de cómo los Estados Unidos manejaron- a través de una solo empresa de información- la invasión a Irak para que los efectos mundiales de este conflicto no les trajeran el rechazo interno y externo que habían sufrido con la guerra de Vietnam.
Por lo tanto, la ilusión de una información más cercana a la verdad absoluta, la existencia de un medio que informe con el mayor despojo de contaminación ideológica, es una visión ingenua y, como tal, peligrosa para la formación de la opinión pública. Visto que la escuela, a casi 15 años de haber capacitado a sus docentes en esta mirada crítica de la información ya debería haber influido en el conjunto de la ciudadanía que hoy conforma un amplio sector de la juventud, cabe preguntarse qué ha sucedido en este último tiempo que escuchamos a tanta gente repetir sin ningún tipo de espíritu crítico, tal cual escuchan en la radio o la televisión o leen en algunos diarios, los titulares convertidos en pseudo-juicios de valor. Porque en una sociedad, discutir las ideas no es lo peligroso, aunque esas ideas estén en la antípoda; lo peligroso es no tener argumentos para defender lo que se piensa y sólo poder descalificar al otro mediante el insulto, el ataque por lo que opina, o, todavía peor, con la mentira.
Es de esperar que como en tantos otros procesos históricos, quienes hoy han descubierto la existencia del colectivo social, busquen respuestas a sus inquietudes en la historia de la humanidad y la evolución del pensamiento y crezcan en la posibilidad de discutir lo que piensan sabiendo finalmente, por qué lo piensan.
Comentarios
En fin, genial como siempre Alicia, gracias y supongo que ya habrás leído a Sandra Russo hoy que también se refiere a los medios, a los que lean este comentario, se los recomiendo en Página 12 de hoy.
En mi trabajo me tocan unas clases de la historia latinoamericana que doy sin visos de objetivad porque mi auditorio es mayormente yanki y sé qué es lo que prefiero que escuchen. Una vez un chico del estado de Georgia me preguntó 8modestamente) cómo sabía tanto,le expliqué que no puedo pasar de largo por nuestra historia y nuestra realidad; él que vive a pocas millas de la Escuela de las Américas, ni siquiera sabía que existía, ni nunca había indagado el por qué de las intervenciones de los gobiernos de su país en otros países. Elemental, le dije, si mi país entra en realción con otros o tiene un conflicto, no puedo evitar que mi curiosidad ciudadana intente enterarse cabalmente qué está pasando.
Pero yo no hablo ni del principio ni del fin.
CANTO A MÍ MISMO Walt Whitman
De ninguna manera acudire a tu pasado o de tu marido para agraviarte...quien lo haga es un estupido...solo te pido que recuerdes a todos los que en aquella lucha pensaban diferente a uds y lo escribian, recordas lo que te generaba? Como te veras de la vereda de enfrente?
Lo del desempeño de Alicia como profesora no viene al caso respecto del tema de la columna.