Pájaro en mano (por Eduardo Campos)


El pasado 19 de marzo en la ciudad de San Juan de Capistrano, California, EE.UU., dio comienzo una fiesta que durará dos meses.
Se trata de la “Fiesta de las Golondrinas”, que tiene que ver con el principio del regreso de estas aves a la ciudad.
De esto me enteré a través de Internet, y a Internet entré a través de un conocido que me paró por la calle tiempo atrás para plantearme por qué no hacíamos algo con las golondrinas, que están a punto de partir. Por qué las desaprovechamos si a donde van constituyen un atractivo turístico inigualable.
Me puse a pensar en las golondrinas y lo primero que me vino a la mente fue lo dificultoso que me resultaba sacar las cagadas de mi auto cada vez que lo dejaba bajo los árboles del bulevar.
Pero después comencé a preguntar a conocidos si sabían qué era San Juan de Capistrano. “Siiiiiii, es donde van las golondrinas desde aquí todos los años” Me contestaban muchos.
¿Y por qué, entonces, allá usan a estas aves como un atractivo turístico que les deja cientos de miles de dólares y acá, en cambio, las puteamos porque nos cagan los autos? Hay algo que no anda.
Volví a Internet y a leer lo que iniciaron los yanquis a partir de del jueves 19:
La "Fiesta de las Golondrinas" es una celebración de dos meses por el regreso de las golondrinas a San Juan Capistrano el 19 de marzo de cada año. Las festividades comienzan a finales de febrero con una “Recepción para Sentirle el Gusto a San Juan". A mediados de marzo, se da inicio a la Semana de las Golondrinas con el Baile Presidencial, seguida de una semana de eventos como el Concurso del Hombre Más Velludo, Mascotas Desfilando, Concurso de Sombreros, Día Hoos'gow, un desayuno de hot cakes y el Desfile Anual y el Mercado del Día de las Golondrinas.
Es decir que estos tipos han hecho un negocio infernal hasta el punto que estos pájaros se han convertido en la “marca registrada” de San Juan Capistrano en el mundo.
Yo no se si las golondrinas vienen a San Pedro solamente y no a otro partido vecino. Tampoco tengo explicación por qué eligen justamente las plantas del centro y no otro sector de la ciudad. No creo que los árboles tengan nada que ver ya que, supongo, estos bichos están viniendo (y cagando) desde tiempo inmemorial, mucho antes que San Pedro existiese.
Lo que pensé a continuación fue ¿Por qué en nuestra ciudad no se aprovechó a estas aves como sí lo hicieron en California? ¿Por qué no se vio el negocio que esto era para luego, por ejemplo, hermanar las dos ciudades visitadas por las golondrinas y beneficiarse de las oportunidades que esto puede traer?
Por ahí las dejamos de ver tan cagonas y las hallamos más simpáticas. Esto no es un chiste ya que creo que la cosa anda por ahí.
Me acordé de la presentación de “La Renga”, con sus miles de seguidores dejando un buen dinero en la ciudad y con el rédito turístico que significaba la actuación de la banda. Y, simultáneamente, las quejas telefónicas de “Doña Porota” en las radios porque esos guachos le habían orinado la puerta.
Y pensaba que en San Pedro se había discutido las dos cosas como si tuvieran la misma entidad y el mismo valor. ¡Realmente es de no creer!.
Por eso es que en una ciudad donde el sol y una mosca tienen la misma importancia, es clavado que nadie va a ver el potencial negocio que representan las golondrinas y sí van a quejarse porque “Doña Porota” tiene que baldear seguido la vereda.
Eso no es nada. Desde hace unos días dos niños bobos encienden cohetes de gran potencia bajo los árboles de Pellegrini y 3 de Febrero, para matar o espantar las aves. Esto no es iniciativa de ellos, seguramente algún grandulón (de aquí en adelante llamado “Don Poroto”) los ha mandado.
El desafío que tenemos es elegir entre utilizar algo que está aquí todos los veranos desde hace siglos y que, en el otro extremo del continente, ya hace tiempo que usan para hacerse de mucho dinero y fama en el mundo, o seguir teniendo la línea de pensamiento de Doña Porota y de Don Poroto.
Queda claro que la comuna debe hacerse cargo de colocar los suficientes baños químicos cada vez que venga “La Renga” u otro similar y, también, debe efectuar la limpieza como corresponde del pobre Urquiza y del bulevar.
Tampoco estaría mal que colaborara con los vecinos hidrolavando las veredas cuando se ponen bravas o, colocando, alguna especie de toldo con roldanas que se despliegue bajo los árboles en la hora crítica. De última no estaría mal comunicarse con las autoridades de la ciudad californiana para consultar qué es lo que ellos hacen ante el problema, porque supongo que allá también cagarán.
Pero alguien tiene que dar inicio a lo que sospecho puede ser un negocio brillante. Las golondrinas tienen que ser una marca registrada local antes que otra ciudad (si es que también las tiene) lo haga.

Saquémonos la bosta del hombro y manoteemos estos bichos. Aquí si vale lo de “pájaro en mano”

Comentarios

Cabeza de Termo ha dicho que…
Probablemente, Don Poroto no acepte competencia y por eso manda a sus hijos a tirarle petardo a las aves cagadoras.
Tendría que considerar su ventaja, ya que él caga todo el año y no solo unos meces y no caga autos sino gente, que es mas grave. No hay toldo ni hora pico para Don Poroto, te caga de cualquier manera.
Ojala las golondrinas se queden todo el año, para que los hijos de Don Poroto se entretengan con estas, y no aprendan lo malos ejemplos de Don Poroto, que caga a diestra y siniestra.