Desmovilizados. Así estamos los sampedrinos ante cualquier hecho que implique compromiso y solidaridad sobre alguna causa que en otros sitios comprende marchas masivas y reclamos en conjunto.
El pedido de Justicia de hoy por la muerte del docente neuquino Carlos Fuentealba que perdió la vida hace seis meses por la Policía, sólo se notó en nuestra ciudad por la falta de clases debido al decreto del paro por 24 horas, lo que implicó más que concientización, quejas de algunos padres por la “pérdida” de horas de educación escolar para sus hijos…
Mientras tanto, miles de docentes y organismos de derechos humanos convocados por Ctera, Suteba y Ate marcharon al Congreso Nacional solicitando que se esclarezca el asesinato del docente. Encolumnados detrás de estandartes realizados con delantales que armaban la frase “Nunca Más”, se movilizaron en Capital Federal y se vieron manifestaciones similares en el resto del país.
En San Pedro, sólo Suteba se hizo eco de la situación y envió comunicados de prensa en referencia al duelo.
¿Por qué tanta indiferencia generalizada? La falta de compromiso se vislumbra no sólo en el caso que hoy nos toca sino en todo lo que implique una acción solidaria por el otro. Sin embargo, cuando se trata de movilizarnos por nosotros mismos, los pies están de inmediato en las calles.
El ejemplo más claro fue cuando visitó San Pedro Juan Carlos Blumberg, falso ingeniero que después fue duramente criticado no por sus terribles expresiones facistoides sino por usurpación de título. Cuando se trata de cuidar los propios intereses, no dudamos en reclamar. Pero cuando se trata de solidarizarnos con el otro sin ningún beneficio a cambio, las circunstancias cambian. Eso es lo difícil, desentramar el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Ser solidarios implica una verdadera convicción de igualdad y de justicia.
El pedido de Justicia de hoy por la muerte del docente neuquino Carlos Fuentealba que perdió la vida hace seis meses por la Policía, sólo se notó en nuestra ciudad por la falta de clases debido al decreto del paro por 24 horas, lo que implicó más que concientización, quejas de algunos padres por la “pérdida” de horas de educación escolar para sus hijos…
Mientras tanto, miles de docentes y organismos de derechos humanos convocados por Ctera, Suteba y Ate marcharon al Congreso Nacional solicitando que se esclarezca el asesinato del docente. Encolumnados detrás de estandartes realizados con delantales que armaban la frase “Nunca Más”, se movilizaron en Capital Federal y se vieron manifestaciones similares en el resto del país.
En San Pedro, sólo Suteba se hizo eco de la situación y envió comunicados de prensa en referencia al duelo.
¿Por qué tanta indiferencia generalizada? La falta de compromiso se vislumbra no sólo en el caso que hoy nos toca sino en todo lo que implique una acción solidaria por el otro. Sin embargo, cuando se trata de movilizarnos por nosotros mismos, los pies están de inmediato en las calles.
El ejemplo más claro fue cuando visitó San Pedro Juan Carlos Blumberg, falso ingeniero que después fue duramente criticado no por sus terribles expresiones facistoides sino por usurpación de título. Cuando se trata de cuidar los propios intereses, no dudamos en reclamar. Pero cuando se trata de solidarizarnos con el otro sin ningún beneficio a cambio, las circunstancias cambian. Eso es lo difícil, desentramar el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Ser solidarios implica una verdadera convicción de igualdad y de justicia.
Felicitas Bernasconi
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