Quería comprar un Mercedes Benz. Puede haber autos más caros y mejores, pero ¡un Mercedes es un Mercedes!
Dinero para hacerlo no le faltaba, pero el ofrecimiento de adquirir uno de los que se importan para discapacitados le pareció excelente. El costo se reducía a la mitad, ya que no pagaba los impuestos que corresponden si lo compraba por derecha.
El asunto le salió mal y el Mercedes fue descubierto por la DGI de esa época en un galpón de un campo suyo, escondido bajo una pila de pasto.
Se recompuso y, públicamente, pidió disculpas señalando que no sabía qué había pasado.
Al poco tiempo se juntó con un "prohombre intachable" como Rodolfo Galimberti y se pusieron a juntar dinero para la Fundación “Felices los Niños”, (que, con el tiempo, pasaría a llamarse “Fellatio los Niños”) del Padre Grassi.
Todo duró hasta que el sacerdote puso el grito en el cielo. A la fundación no llegaba ni la mitad del dinero que, por TV, se decía. Grassi, amargado y ansioso, se marchó a la fundación a comerse un pebete.
El tole tole que se armó sacudió fuerte a la diva.
Se recompuso y, públicamente, pidió disculpas señalando que no sabía qué había pasado.
Al tiempo se peleó con su pareja enviándole un cenicero de vidrio que, a 300 km. por hora, se dirigió raudo hacia el entrecejo del destinatario. El “corcho” reaccionó con la misma velocidad con que bolsiqueaba la cartera de la “Su” y pudo esquivar el objeto. Después, la diva se dio cuenta que si le hubiera pegado lo hubiese matado.
Se recompuso y, públicamente, pidió disculpas señalando que no sabía qué había pasado.
Por estos días la justicia argentina y uruguaya trabajan para conocer detalles de la organización de compra-venta de jugadores que tiene a Enzo Francéscoli como una de sus cabezas visibles. Aparentemente estos negocios se hacen con dinero aportado, entre otros, por el narcotráfico. Pero en el rubro “entre otros” aparece la diva con un aporte de un millón y medio de dólares para la delictiva organización.
Mientras medita en torno a por qué carajo en este país una persona como ella aún no está presa, toma ansiolíticos para recomponerse, pedir disculpas públicamente y prepararse a señalar que no sabe lo que está pasando.
¡Ah! Mientras tanto pide la pena de muerte frente a los micrófonos porque, ¡Vea, …acá ya no se puede vivir con tanto delincuente suelto!
Dinero para hacerlo no le faltaba, pero el ofrecimiento de adquirir uno de los que se importan para discapacitados le pareció excelente. El costo se reducía a la mitad, ya que no pagaba los impuestos que corresponden si lo compraba por derecha.
El asunto le salió mal y el Mercedes fue descubierto por la DGI de esa época en un galpón de un campo suyo, escondido bajo una pila de pasto.
Se recompuso y, públicamente, pidió disculpas señalando que no sabía qué había pasado.
Al poco tiempo se juntó con un "prohombre intachable" como Rodolfo Galimberti y se pusieron a juntar dinero para la Fundación “Felices los Niños”, (que, con el tiempo, pasaría a llamarse “Fellatio los Niños”) del Padre Grassi.
Todo duró hasta que el sacerdote puso el grito en el cielo. A la fundación no llegaba ni la mitad del dinero que, por TV, se decía. Grassi, amargado y ansioso, se marchó a la fundación a comerse un pebete.
El tole tole que se armó sacudió fuerte a la diva.
Se recompuso y, públicamente, pidió disculpas señalando que no sabía qué había pasado.
Al tiempo se peleó con su pareja enviándole un cenicero de vidrio que, a 300 km. por hora, se dirigió raudo hacia el entrecejo del destinatario. El “corcho” reaccionó con la misma velocidad con que bolsiqueaba la cartera de la “Su” y pudo esquivar el objeto. Después, la diva se dio cuenta que si le hubiera pegado lo hubiese matado.
Se recompuso y, públicamente, pidió disculpas señalando que no sabía qué había pasado.
Por estos días la justicia argentina y uruguaya trabajan para conocer detalles de la organización de compra-venta de jugadores que tiene a Enzo Francéscoli como una de sus cabezas visibles. Aparentemente estos negocios se hacen con dinero aportado, entre otros, por el narcotráfico. Pero en el rubro “entre otros” aparece la diva con un aporte de un millón y medio de dólares para la delictiva organización.
Mientras medita en torno a por qué carajo en este país una persona como ella aún no está presa, toma ansiolíticos para recomponerse, pedir disculpas públicamente y prepararse a señalar que no sabe lo que está pasando.
¡Ah! Mientras tanto pide la pena de muerte frente a los micrófonos porque, ¡Vea, …acá ya no se puede vivir con tanto delincuente suelto!
Comentarios
"...y al malo solo el cariño,
lo vuelve puro y sincero...".
Gerardo Isas, Tucuman.