A pesar de las insistentes argumentaciones en torno a la desaparición de las ideologías a diario vemos como se manifiestan tanto la izquierda como la derecha.
El mundo se ha corrido definitivamente a la derecha hasta tal punto que alguien que en los 70 sería considerado un republicano moderado como Barak Obama, hoy su llegada al poder representa un giro a la izquierda de los EE.UU.
Esto se explica en primer lugar porque Bush llevó las cosas tan lejos que, hasta el sistema (o sus dueños), consideraron que había que volver un poco. Algunos suponen que la llegada de un negro al poder en EEUU implicaría el abandono de las posturas reaccionarias. Quienes piensen esto desconocen que lo que queda atrás en las sociedades son los prejuicios, pero no los poderes económicos y su afán de concentrar.
En nuestro país la cosa pasa por la soja y la refriega por quien se queda con la tajada más grande de la torta que este grano produce.
Lamentablemente a nadie, ni al gobierno, ni a los partidos ni las entidades rurales les interesa debatir el rol que está jugando la soja en el modelo de país que la misma está pariendo. La derecha en el mundo ha sido siempre concentración y no va a cambiar ahora solo porque el Banco Nación está poniendo un nuevo cajero en San Pedro, y hoy la concentración tiene como punta de lanza los “pools de siembra”.
Para que la gente lo entienda un “pool de siembra” no es más ni menos que un fondo de inversión en el que muchos tipos ponen mucha, pero mucha, plata, para hacer negocios. Lo que ocurre es que, a partir de la explosión de la burbuja financiera (producto de la concentración) que ellos mismos han provocado, ahora han decidido direccionar esos fondos hacia lo productivo.
Estas viejas figuras de la concentración pero con nombres nuevos se han hecho dueños de las semillas genéticamente modificadas y sus patentes. Pero nadie, además, puede sembrar otra cosa que no sean sus semillas y los productos complementarios (agroquímicos) que ellos producen. Es decir, una clientela cautiva que más de una empresa o comerciante soñaría.
Pero ahora también acopian el cereal, también participan de las empresas de los camiones y trenes que lo transportan, también de las concesionarias viales de las rutas por las que transitan, también construyen sus puertos para que estas cargas se vayan del país, también tienen parte o son dueñas directamente de las flotas de barcos que las transportan y ahora, también, construyen puertos en los países de destino de los cereales producidos aquí.
Han logrado cerrar el círculo de la concentración, se han hecho dueños del circuito que nace con la generación de la semilla hasta la llegada del producto final a los compradores.
Sin embargo a ese engranaje le falta un eslabón, y estamos hablando de un elemento muy importante. Se trata del campo. Al campo todavía no lo tienen, pero lo van a tener.
Antes de dedicarme al periodismo trabajaba en la desaparecida firma “Plácido Martínez Sobrado”. Esta empresa solía hacer imprimir para sus clientes un enorme mapa de pared que mostraba al partido de San Pedro desde el punto de vista agropecuario. Ahí podían verse una enorme cantidad de cuadritos que representaban las explotaciones. Recuerdo que, instintivamente, uno buscaba las más grandes entre una multitud de 50, 80, 100 hectáreas, para saber quienes eran sus dueños. No era difícil porque sobresalían inmediatamente entre una enorme cantidad de cuadraditos o rectangulitos chiquitos en los que costaba leer el nombre de sus propietarios por la pequeña letra que tenían.
El último mapa de esas características que ví, ya en los 90 y de casualidad, mostraba hacia donde iba la cosa. El chiquitaje estaba en franca desaparición. Supongo que un mapa hecho en la actualidad espantaría.
Y en una década más, estimo, el círculo de la concentración de los “pool de siembra” se va a cerrar definitivamente. Tendrán el campo… y gracias a la soja.
Este “yuyo” o “bendición”, según quien la mire, tiene la mala costumbre de dejar estéril la tierra. “¡A mi me pagan bien los “pool”! suelen decir algunos productores. En realidad les pagan mal. Bien le pagarán el cereal pero lo que no le pagan es el campo que le están llevando junto con el grano.
Proyectémonos unos años hacia delante, hectáreas y hectáreas de tierra color zanahoria donde no crece nada. ¿Cuánto valdrá en el futuro esa tierra? ¿Quien sino estos grupos concentrados podrán tener la capacidad financiera suficiente para adquirir los productos necesarios para reactivarla?
Las declaraciones de Gustavo Grobocopatel son ilustrativas en este sentido. El sostiene que no es necesario tener tierras para hacer negocios en la Argentina y se presenta como un ejemplo de ello. Obvio, para qué va a querer algo que se descapitalizará a futuro. Por supuesto, la comprará después.
Y al gobierno tampoco le importa el tema de la concentración. Sus esfuerzos son una simple puja por aumentar la tajada de la torta de soja que le corresponde. Pero debatir el modelo de concentración que la soja está instalando en el país ni le interesa.
¿Cómo se defiende el sistema de cualquier eventualidad? Concentrando la derecha política e impulsándola como el recambio del “kirchnerismo”. Macri, Sola y de Narváez los elegidos.
Uno de los integrantes de esta entente estuvo en San Pedro. Con seis años de actuación en el gobierno de Menem (el período donde la economía se concentró aún más que durante los gobiernos militares) Felipe Solá se presentó ¿dónde si no? En la Sociedad Rural de San Pedro.
Uno puede pensar que a partir del conflicto del campo muchos dirigentes políticos que andaban boyando hallaron su norte y, a caballo de él, están nuevamente en carrera. Es cierto, pero también debe decirse que hay que tener olfato e intuir hacia dónde va la cosa.
Sin las contradicciones que agobian a la dirigencia que, proveniente del centroizquierda, desea llegar al poder, el trío Macri, De Narvaez y Solá, por provenir de la derecha, la tiene más clara y corre con ventajas.
Y qué mejor que la presentación en sociedad en San Pedro se hiciese en la Sociedad Rural. Esta entidad está adherida a la ultraconservadora Carbap, el “ala dura” de CRA. Su titular, Pedro Apaolaza es quien, dos años atrás, armó un escándalo tras la determinación de la justicia de detener al ex dictador Reynaldo Bignone, pidiendo se terminara con la “persecución” a los militares del Proceso. Si usted lector/a ha seguido las declaraciones del dirigente local Raúl Victores cuando se ha referido al conflicto del campo, él utiliza siempre la palabra “venganza” del gobierno por lo ocurrido en los 70. Como se ve coherencia no falta.
Sola, desde hace años, es un dirigente muy cercano a Carbap y se ha convertido por estos días en el nexo entre el duhaldismo y esta entidad agropecuaria decidida totalmente a actuar en política.
En el orden local podemos completar el mapa (pasión del cartográfico De Narváez) con el intendente municipal. No es un detalle más que en una presentación política, a través de una conferencia de prensa, se presente un intendente agasajando con un reconocimiento a quien la da y, encima, hablando loas de él. Pero no olvidar que el mismo Barbieri recibió diez días atrás a dos legisladores del PRO, una de las patas de este frente.
Uno podrá preguntarse extrañado qué corno hacen los trabajadores rurales en ese frente, pero no cuesta mucho comprender lo que sí hace Gerónimo Venegas ahí.
Ciudades como San Pedro necesitan urgentemente salvar a los pequeños y medianos productores rurales, que han sido y son uno de los motores de su economía. Para ello se debe luchar contra los proyectos concentradores de la economía que están lanzados de lleno a hacerse de la pampa húmeda. Por ahí me equivoco pero tengo enormes dudas que la alianza política que representó Solá en San Pedro la pasada semana se incline por los primeros
Desde la recuperación de la democracia y salvo en un primer período el peronismo fue dueño y señor de la cancha. Acompañando los vaivenes lógicos de las sociedades, este movimiento creado en el 45 surtió de gobiernos de derecha y de centroizquierda según el reclamo de la sociedad argentina.
Esta forma de armado político no creo tenga similares en el mundo y el arquitecto de ello se llama Eduardo Duhalde. Para mal o para bien Duhalde ha sido el dirigente más importante (según quien esto escribe) que ha dado el país tras la dictadura militar.
Cuando el proyecto neoconservador iniciado por Menem se caía con De la Rúa, fue Duhalde el constructor del proyecto de centroizquierda que puso a los Kirchner en el poder. Inevitablemente, y como el riojano en su momento, el matrimonio pingüino supone que pueden eternizarse en el gobierno. Craso error.
Hoy es el “Padrino” de Lomas de Zamora quien está construyendo el recambio. No se si la sociedad desearía un cambio a la derecha pero lo cierto es que el poder empuja hacia ese lado y ya está en marcha el proyecto que apunta al recambio de los Kirchner.
Para la izquierda, eterna presa de una imbecilidad consuetudinaria, un gobierno de derecha es lo mejor que puede pasarle ya que la mantendrá viva teniendo contra quien patalear durante unos años.
Pero, en definitiva, tarde o temprano la derecha también va a pasar y allí estará, aún, el omnipresente padrino de Lomas de Zamora construyendo la alternativa que la vendrá a reemplazar.
Algún día y dentro de muchos años, con el desapasionamiento que trae el tiempo, se podrá ver en toda su dimensión la capacidad de construcción política de Eduardo Duhalde, sin dudas, el dirigente más importante que ha dado la democracia argentina desde el 83 en adelante, para bien o para mal.
El mundo se ha corrido definitivamente a la derecha hasta tal punto que alguien que en los 70 sería considerado un republicano moderado como Barak Obama, hoy su llegada al poder representa un giro a la izquierda de los EE.UU.
Esto se explica en primer lugar porque Bush llevó las cosas tan lejos que, hasta el sistema (o sus dueños), consideraron que había que volver un poco. Algunos suponen que la llegada de un negro al poder en EEUU implicaría el abandono de las posturas reaccionarias. Quienes piensen esto desconocen que lo que queda atrás en las sociedades son los prejuicios, pero no los poderes económicos y su afán de concentrar.
En nuestro país la cosa pasa por la soja y la refriega por quien se queda con la tajada más grande de la torta que este grano produce.
Lamentablemente a nadie, ni al gobierno, ni a los partidos ni las entidades rurales les interesa debatir el rol que está jugando la soja en el modelo de país que la misma está pariendo. La derecha en el mundo ha sido siempre concentración y no va a cambiar ahora solo porque el Banco Nación está poniendo un nuevo cajero en San Pedro, y hoy la concentración tiene como punta de lanza los “pools de siembra”.
Para que la gente lo entienda un “pool de siembra” no es más ni menos que un fondo de inversión en el que muchos tipos ponen mucha, pero mucha, plata, para hacer negocios. Lo que ocurre es que, a partir de la explosión de la burbuja financiera (producto de la concentración) que ellos mismos han provocado, ahora han decidido direccionar esos fondos hacia lo productivo.
Estas viejas figuras de la concentración pero con nombres nuevos se han hecho dueños de las semillas genéticamente modificadas y sus patentes. Pero nadie, además, puede sembrar otra cosa que no sean sus semillas y los productos complementarios (agroquímicos) que ellos producen. Es decir, una clientela cautiva que más de una empresa o comerciante soñaría.
Pero ahora también acopian el cereal, también participan de las empresas de los camiones y trenes que lo transportan, también de las concesionarias viales de las rutas por las que transitan, también construyen sus puertos para que estas cargas se vayan del país, también tienen parte o son dueñas directamente de las flotas de barcos que las transportan y ahora, también, construyen puertos en los países de destino de los cereales producidos aquí.
Han logrado cerrar el círculo de la concentración, se han hecho dueños del circuito que nace con la generación de la semilla hasta la llegada del producto final a los compradores.
Sin embargo a ese engranaje le falta un eslabón, y estamos hablando de un elemento muy importante. Se trata del campo. Al campo todavía no lo tienen, pero lo van a tener.
Antes de dedicarme al periodismo trabajaba en la desaparecida firma “Plácido Martínez Sobrado”. Esta empresa solía hacer imprimir para sus clientes un enorme mapa de pared que mostraba al partido de San Pedro desde el punto de vista agropecuario. Ahí podían verse una enorme cantidad de cuadritos que representaban las explotaciones. Recuerdo que, instintivamente, uno buscaba las más grandes entre una multitud de 50, 80, 100 hectáreas, para saber quienes eran sus dueños. No era difícil porque sobresalían inmediatamente entre una enorme cantidad de cuadraditos o rectangulitos chiquitos en los que costaba leer el nombre de sus propietarios por la pequeña letra que tenían.
El último mapa de esas características que ví, ya en los 90 y de casualidad, mostraba hacia donde iba la cosa. El chiquitaje estaba en franca desaparición. Supongo que un mapa hecho en la actualidad espantaría.
Y en una década más, estimo, el círculo de la concentración de los “pool de siembra” se va a cerrar definitivamente. Tendrán el campo… y gracias a la soja.
Este “yuyo” o “bendición”, según quien la mire, tiene la mala costumbre de dejar estéril la tierra. “¡A mi me pagan bien los “pool”! suelen decir algunos productores. En realidad les pagan mal. Bien le pagarán el cereal pero lo que no le pagan es el campo que le están llevando junto con el grano.
Proyectémonos unos años hacia delante, hectáreas y hectáreas de tierra color zanahoria donde no crece nada. ¿Cuánto valdrá en el futuro esa tierra? ¿Quien sino estos grupos concentrados podrán tener la capacidad financiera suficiente para adquirir los productos necesarios para reactivarla?
Las declaraciones de Gustavo Grobocopatel son ilustrativas en este sentido. El sostiene que no es necesario tener tierras para hacer negocios en la Argentina y se presenta como un ejemplo de ello. Obvio, para qué va a querer algo que se descapitalizará a futuro. Por supuesto, la comprará después.
Y al gobierno tampoco le importa el tema de la concentración. Sus esfuerzos son una simple puja por aumentar la tajada de la torta de soja que le corresponde. Pero debatir el modelo de concentración que la soja está instalando en el país ni le interesa.
¿Cómo se defiende el sistema de cualquier eventualidad? Concentrando la derecha política e impulsándola como el recambio del “kirchnerismo”. Macri, Sola y de Narváez los elegidos.
Uno de los integrantes de esta entente estuvo en San Pedro. Con seis años de actuación en el gobierno de Menem (el período donde la economía se concentró aún más que durante los gobiernos militares) Felipe Solá se presentó ¿dónde si no? En la Sociedad Rural de San Pedro.
Uno puede pensar que a partir del conflicto del campo muchos dirigentes políticos que andaban boyando hallaron su norte y, a caballo de él, están nuevamente en carrera. Es cierto, pero también debe decirse que hay que tener olfato e intuir hacia dónde va la cosa.
Sin las contradicciones que agobian a la dirigencia que, proveniente del centroizquierda, desea llegar al poder, el trío Macri, De Narvaez y Solá, por provenir de la derecha, la tiene más clara y corre con ventajas.
Y qué mejor que la presentación en sociedad en San Pedro se hiciese en la Sociedad Rural. Esta entidad está adherida a la ultraconservadora Carbap, el “ala dura” de CRA. Su titular, Pedro Apaolaza es quien, dos años atrás, armó un escándalo tras la determinación de la justicia de detener al ex dictador Reynaldo Bignone, pidiendo se terminara con la “persecución” a los militares del Proceso. Si usted lector/a ha seguido las declaraciones del dirigente local Raúl Victores cuando se ha referido al conflicto del campo, él utiliza siempre la palabra “venganza” del gobierno por lo ocurrido en los 70. Como se ve coherencia no falta.
Sola, desde hace años, es un dirigente muy cercano a Carbap y se ha convertido por estos días en el nexo entre el duhaldismo y esta entidad agropecuaria decidida totalmente a actuar en política.
En el orden local podemos completar el mapa (pasión del cartográfico De Narváez) con el intendente municipal. No es un detalle más que en una presentación política, a través de una conferencia de prensa, se presente un intendente agasajando con un reconocimiento a quien la da y, encima, hablando loas de él. Pero no olvidar que el mismo Barbieri recibió diez días atrás a dos legisladores del PRO, una de las patas de este frente.
Uno podrá preguntarse extrañado qué corno hacen los trabajadores rurales en ese frente, pero no cuesta mucho comprender lo que sí hace Gerónimo Venegas ahí.
Ciudades como San Pedro necesitan urgentemente salvar a los pequeños y medianos productores rurales, que han sido y son uno de los motores de su economía. Para ello se debe luchar contra los proyectos concentradores de la economía que están lanzados de lleno a hacerse de la pampa húmeda. Por ahí me equivoco pero tengo enormes dudas que la alianza política que representó Solá en San Pedro la pasada semana se incline por los primeros
Desde la recuperación de la democracia y salvo en un primer período el peronismo fue dueño y señor de la cancha. Acompañando los vaivenes lógicos de las sociedades, este movimiento creado en el 45 surtió de gobiernos de derecha y de centroizquierda según el reclamo de la sociedad argentina.
Esta forma de armado político no creo tenga similares en el mundo y el arquitecto de ello se llama Eduardo Duhalde. Para mal o para bien Duhalde ha sido el dirigente más importante (según quien esto escribe) que ha dado el país tras la dictadura militar.
Cuando el proyecto neoconservador iniciado por Menem se caía con De la Rúa, fue Duhalde el constructor del proyecto de centroizquierda que puso a los Kirchner en el poder. Inevitablemente, y como el riojano en su momento, el matrimonio pingüino supone que pueden eternizarse en el gobierno. Craso error.
Hoy es el “Padrino” de Lomas de Zamora quien está construyendo el recambio. No se si la sociedad desearía un cambio a la derecha pero lo cierto es que el poder empuja hacia ese lado y ya está en marcha el proyecto que apunta al recambio de los Kirchner.
Para la izquierda, eterna presa de una imbecilidad consuetudinaria, un gobierno de derecha es lo mejor que puede pasarle ya que la mantendrá viva teniendo contra quien patalear durante unos años.
Pero, en definitiva, tarde o temprano la derecha también va a pasar y allí estará, aún, el omnipresente padrino de Lomas de Zamora construyendo la alternativa que la vendrá a reemplazar.
Algún día y dentro de muchos años, con el desapasionamiento que trae el tiempo, se podrá ver en toda su dimensión la capacidad de construcción política de Eduardo Duhalde, sin dudas, el dirigente más importante que ha dado la democracia argentina desde el 83 en adelante, para bien o para mal.
Comentarios
Soy productor estoy de acuerdo con tu opinion odio la derecha y los que se dicen ser de izquierda.
saludos