El remington que tapa la verdad (por Eduardo Campos)

En conferencia de prensa el director de cultura de la municipalidad dio a conocer el descubrimiento de lo que fuera un campamento de cazadores nómades asentado a orillas del arroyo del Tala.
Todo comenzó, según José Luis Aguilar, con el hallazgo de varias piezas de cerámica por un talense, el señor Héctor Jorge Ortiz, actualmente fallecido.
Parece ser que a Ortiz le gustaba ir a pescar en sus ratos libres y, mientras esperaba el pique, aprovechaba para extraer la cerámica que la erosión había dejado expuesta en un lugar aún no determinado del arroyo mencionado. Esas piezas que guardó durante años fueron ahora donadas por su viuda y su nieto.
Tal como se vio en la conferencia brindada por Aguilar es mucho lo que estas piezas pueden decir de quienes las realizaron, cuando aún faltaba mucho para que los españoles “nos descubrieran”.
Pero lo importante, a mi criterio, radica en confirmar la existencia de otro pueblo originario al sur de nuestra ciudad que completaría la presencia indígena en los cuatro puntos cardinales de San Pedro.
En el sector de islas está confirmada la presencia de aborígenes a través de algunos cementerios que no se si todavía existen (indios a los que se les achacó durante muchos años la muerte de Juan de Garay). Al norte la también confirmada (y documentada) existencia de un pueblo en Vuelta de Obligado que fue desalojado por el general Mansilla previo al combate contra la flota anglo-francesa (y la participación en el combate de algunos de sus integrantes). Hacia el sur, en los márgenes del río arrecifes, la presencia de otro grupo asentado en un lugar en el que la gente que pesca o navega, suele hallar restos. Y ahora el descubrimiento mencionado en la localidad de Río Tala.
La amañada historia oficial que se nos enseñó en la escuela no mencionaba a éste como un lugar donde hubiera indígenas. Se hacía mención a algunos querandíes en la zona isleña pero nada más. La realidad está mostrando que en nuestro partido la presencia indígena era más fuerte de lo que suponíamos y desde San Nicolás hasta Zárate existen registros de la presencia de poblados similares a lo largo de toda la margen del Paraná.
El interrogante sería el de saber si estos grupos de indígenas eran numerosos o no. Todo apunta a que sí lo eran.
Son varias las estancias antiguas ubicadas dentro del partido que poseen defensas contra los malones. Hay documentos que señalan continuos malones que tomaban como objetivo a la primitiva San Pedro e, incluso, un veterano funcionario de la administración municipal actual, refiere que su bisabuelo conoció a su bisabuela cuando, integrando una partida de ciudadanos, la rescató de mano de los indios junto a otras mujeres que habían sido tomadas como cautivas unos días antes.
Pero como la historia no es un amontonamiento de hechos puestos por fecha sino que es una construcción que nace a partir de la vinculación (o articulación, palabra de moda entre los docentes) de esos hechos entre si, resulta inevitable no relacionar estas poblaciones con el hallazgo de un fusil Remington “Patria” en la zona de Obligado tiempo atrás. Este arma no es una más sino que se trata de una pieza que integraba una partida de fusiles estadounidenses adquiridos por el ejército para equipar a las tropas que participaron de la “conquista del desierto”.
En esta campaña que la historia oficial localiza en el centro del país, fueron asesinados miles de indígenas. Esto fue confirmado por el propio ejército de Roca al finalizar las acciones, por lo que resulta de un obsceno cinismo el llamar “desierto” a un lugar que estaba ocupado por miles de personas desde hacía siglos.
Qué ocurrió para que desaparecieran de nuestra región esos pueblos de los que hoy se hallan registros. Evidentemente el Remington “Patria” ha tenido algo (o bastante) que ver en esas desapariciones.
Por ello es que, desde este blog de noticias, humildemente sugiero la posibilidad de reescribir esa amañada historia que nos dieron y que nuestros pibes siguen consumiendo.
Y pienso en el municipio convocando a historiadores, a maestros y a profesores de historia de la región para una jornada donde se junten los datos que se poseen (según me dijeron Zárate tiene muchos), se debata y se saque a la luz la verdad en torno a la presencia de originarios en la zona.
Esas conclusiones podrían ser colgadas en Internet, enviadas a la academia nacional de Historia para que fueran incorporadas y, además, incluidas en los planes de estudio.
No esta mal reescribir alguna página de la historia grande del país. Además de jerarquizarnos evitaría que los chicos siguieran haciendo suyos datos interesados e inexactos como lo de las “damas mendocinas”, el caballo blanco de San Martín o los colores del cielo que Belgrano eligió para nuestra bandera.